Sabemos que un autónomo es un trabajador por cuenta propia cuyos ingresos dependen de lo que llegue a facturar a sus clientes. Sin embargo, en los últimos años se ha extendido una perversión de esta figura por la cual hay algunas empresas que obligan a sus trabajadores a darse de alta como autónomos con el fin de ahorrar los gastos de cotización a la Seguridad Social por el personal que tengan contratado y que sea el propio trabajador el que se haga cargo del pago de los impuestos.
Se trata, en efecto, de una forma de falsificar la situación real de la relación entre la empresa y el trabajador, y hasta hace pocos años, había trabajadores que aceptaban esta precarización como normal o incluso necesaria. Pero no es así. El Ministerio de Trabajo y Economía Social ha señalado como “falsos autónomos” a los trabajadores por cuenta propia cuyos ingresos solo dependan de un solo pagador, utilizando todos los recursos necesarios para desarrollar la actividad a cuenta de la empresa.
Para frenar esta situación, la ministra Yolanda Díaz ha anunciado medidas contra este fraude con el fin de acabar con la figura de los falsos autónomos, objetivo que ha colocado entre sus prioridades. La intención el Ministerio es modificar la ley para eliminar las deficiencias del TRADE (Trabajador Autónomo Dependiente Económicamente), una figura intermedia entre el trabajador autónomo y el asalariado que se reconoce a los autónomos que facturan un 75% de sus ingresos a un solo cliente.
En el sector del transporte existen determinadas empresas o cargadores que se aprovechan de esta situación, fomentando la práctica de transportistas autónomos que trabajan en exclusiva para ellos y a los que les ofrecen todos los recursos necesarios para la prestación de servicios de transporte: semirremolque, combustible, autopistas, el trabajo y en ocasiones la cabeza tractora a través de un contrato de alquiler. Es precisamente esta práctica, la del conductor autónomo que no aporta recursos, que no tiene la estructura de un autónomo empresario (ya que todos los recursos van por cuenta del cargador) y que sus ingresos dependen únicamente del mismo cargador la que se considera “falso autónomo”.
Asimismo, hay transportistas autónomos que aun y trabajando en exclusiva para un mismo cargador disponen de estructura propia (bien a su nombre o a través de una cooperativa), con recursos para consumibles (carburante y autopistas), cabeza tractora propia, etc. Y en consecuencia su situación no queda emparejada a la de un trabajador “falso autónomo”.
El TRADE esconde muchísimas veces a un falso autónomo que, en realidad, trabaja al 100% para una única empresa, y en consecuencia también el Ministerio de Trabajo ha anunciado un importante refuerzo del control que ejercen los inspectores de trabajo. Solo en 2018, mediante estas inspecciones, casi 19.000 trabajadores que habían sido obligados a trabajar como autónomos fueron regulados como trabajadores en régimen general. El dato no es menor, son 10 veces más que en los años anteriores.
Por último, la ministra Díaz también defiende que los trabajadores autónomos puedan acceder a cobrar el subsidio por desempleo de larga duración del que se benefician los trabajadores asalariados de más de 52 años. Para esto, se eliminaría la condición de haber trabajado como asalariado un mínimo de 6 años que era necesaria para los autónomos.